miércoles, 1 de febrero de 2012

un poema para empezar

Gorda! Gorda! Gorda! Las palabras se iban clavando poco a poco en mi mente, al principio yo no era consciente, aquellas palabras solo sonaban en mi cabeza, cuando estaba triste… Cada día que pasaba, la palabra GORDA más veces sonaba, la guapa de clase… era delgada… en cambio yo… yo… rodaron lágrimas…

Al principio me juré no hacer nada, tenía que ser fuerte, seguir como estaba… pero… ¿dónde está la gente? ¿Por qué nadie me miraba? En todos los sitios era rechazada, me sentía sola, me sentía rara… Aquel fue el día, en que conocí a mi amiga… aquella que creía, que me ayudaría… Se presentó como Ana, y ésta, me presentó a Mía, por si algún día ella fallaba, poder contar con su amiga…

Las horas pasaban, pasaron los días, así comenzó la fantasía, que ellas prometían… La báscula me sonreía, conseguía lo que quería, empezaba a no ser invisible, gracias a Ana y Mía…

¡Que guapa estás! Me decían… pero por cada gramo que de mí salía, a él corazón más le dolía, y por cada segundo que pasaba, un trozo de él moría… y ya apenas latía… Las lágrimas eran la lluvia constante, de las nubes de mi vida… Era el principio de un laberinto sin salida…

Y la soledad quiso acompañarme, apenas sonreía, el sol por mi ventana, casi nunca se veía… Sin color… empezó a ser mi rostro y toda mi vida, ya nada me parecía hermoso…

La ilusión se apagó, el brillo de mis ojos murió…

A mi alrededor sufrían, impotentes me advertían, y yo ciegamente en Ana y Mia creía…

La oscuridad empezó envolverme, de la cama no podía moverme… Venían a por mi, cada noche las pesadillas, tenía miedo, ansiedad, fatiga, había noches que apenas dormía…

Hasta que una noche desperté en una camilla, me faltaba el aire, a mi lado no había nadie, solo máquinas y médicos intentando reanimarme… Creyeron que no iba a despertarme… Estaba muy dolida con Ana y Mía, como consiguieron engañarme? Estaba llena de heridas y sentía un débil pálpito que me mantenía con vida...

A punto estube de sumergirme en un sueño, del que nunca despertaría, allí donde nunca nadie, me visitaría...

Y hoy tengo claro, que odio a Ana y Mia...